El incendio que azotó La
Gomera el pasado 4 de agosto, dejó una gran huella en los corazones gomeros.
Una tragedia, que marcó un antes y un después, creando una gran indignación
entre los que viven o vienen a pasar sus vacaciones en la isla.
Desde el año 1984, la Isla
Colombina no sufría un incendio de tal envergadura. La población se encuentra
indignada con la catástrofe sufrida, por la que muchos vecinos se quedaron sin
casas, animales, cultivos u otras pertenencias. El fuego recorrió media isla,
arrasando el 20% de su superficie y afectando así a cuatro espacios naturales
(Parque Rural de Valle Gran Rey, Monumento Natural de La Fortaleza de Chipude,
Paisaje Protegido de Orone y Parque Nacional de Garajonay), además de las casi
60 viviendas que quedaron totalmente calcinadas, y otras en las que el fuego
dejó serios daños.
Por otro lado, según
informa el Cabildo Insular de La Gomera, el total de hectáreas quemadas es de
2.924, de las cuales 720 pertenecen al Parque Nacional.
Sentir popular
En La Gomera nadie podía
imaginarse que el incendio alcanzase aquellas dimensiones, por lo que la población
defiende que esto debería ayudar a tomar las medidas necesarias que eviten un
nuevo desastre. Critican la excesiva burocracia y los numerosos protocolos de
los planes de emergencia que se llevaron a cabo. Los vecinos reprenden a los
efectivos: “Deberían actuar ante el primer aviso de incendio, dejando atrás los
famosos ‘niveles’ con los
que nos marearon como una montaña rusa”. Asimismo se encuentran disconformes
con el trato de las autoridades, recriminando la escasa información que
recibieron.
La opinión generalizada es
que “se han hecho las cosas mal”, a pesar de que se unieron una serie de
factores tales como la fuerte ola de calor, la orografía y la indiscutible
acción de los incendiarios. Pero la población asegura “que pudo haberse evitado
tremenda catástrofe si se hubiese actuado de manera responsable”, ya que a su
juicio los medios aéreos del Estado no tenían que haber abandonado la isla ante
una ola de calor que había sido anunciada previamente.
La
Isla Colombina exige “una base permanente en las islas o una unidad
helitransportada como la que tiene La Palma, que cuente con los medios
necesarios para evitar catástrofes de esta magnitud. Además, afirman que el
incendio tardó demasiado en pasar a manos del Gobierno de Canarias, puesto que
desde un principio se sabía que el Cabildo Insular de La Gomera no se podía
hacer cargo, por el gran alcance de las llamas.
Como consecuencia del
descontento generalizado, la población ha optado por unirse. En la isla se han
creado por primera vez dos asociaciones legales: “Plataforma Valle Gran Rey” y
“LaGomeraSeMueve”. A través de estas se ayuda a los damnificados y exigen a las administraciones públicas
la depuración de responsabilidades. Además han convocado manifestaciones donde
miles de gomeros exigen dimisiones ya que, para ellos, “lo que ha ocurrido en
la isla es una negligencia”.
Reacción lógica
El psicólogo del Cabildo
Insular de La Gomera, Sergio Ginoria Pérez, destaca la situación de angustia y
miedo sufrida por la población gomera durante y después del incendio, ya que
“lo que estaba en juego no era solo una casa, era su vida”. El achaque
constante a las autoridades y el buscar responsabilidades políticas, le parece
una reacción lógica ya que las personas, al atravesar situaciones de este tipo,
tendemos a buscar una explicación. Eso es lo que te va a ayudar a explicar por
qué ocurrieron las cosas.
Asimismo, Ginoria destaca
que “la mente humana no es capaz de enfrentarse al hecho de que las cosas
ocurren porque sí y siempre se rellena con algo: una explicación, una mala
gestión…” Ante esto, se encuentran sobre todo las personas que se quedaron en
sus casas, las que, a pesar de haber sido evacuadas, permanecieron en sus
hogares para proteger sus pertenencias. Tal y como señala Sergio, “no es fácil
huir y dejarlo todo atrás”.
Medios suficientes
La versión oficial de cómo
ocurrieron los hechos dista bastante de lo que opinan los gomeros. El
Agente de Medio Ambiente del Cabildo Insular de La Gomera, Antonio Piñero,
señala al pirómano como único responsable, que consiguió que se descontrolara
la situación y se extendiera. Asimismo, cree que la isla cuenta con los medios
suficientes, ya que “son los adecuados para el número de incendios que se
producen anualmente, las dimensiones de la isla, la orografía, etc.”
Al igual que la población
gomera, no se encuentra satisfecho con la extinción. El agente manifiesta su
disconformidad, puesto que “el incendio alcanzó unas dimensiones que no eran
previsibles”. Además, destaca el año de sequía que sufre la isla, lo que
propició que ardiera vegetación que se encontraba completamente seca.
Desde el punto de vista
técnico, las cosas se han hecho bien. Tal y como señala Piñero “las decisiones
fueron tomadas con lo que venía estipulado, se bajó de nivel porque había que
hacerlo, el incendio estaba estabilizado y ya no existían frentes...”
Sin embargo, afirma que en
la isla no se llevan a cabo políticas de prevención de incendios y que se
centran mucho en las labores de extinción. El error, según él, se encuentra en
la falta de previsión. Por ello, “se deben mantener los cortafuegos que se crearon
con motivo de la extinción, hacer nuevos y mantener las pistas limpias”.
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